Séptimo Inning y algo más
Richard Gómez
Muchos analistas o estudiosos del
beisbol, sabermétricos y comentaristas, dirán que es una aseveración traída por
los cabellos, carente de lógica yha hasta burda. Pues tienen razón, pero en
todo caso, es algo que tal vez los haga pensar en poco y seguramente,
intentarán demostrar con análisis científicos, que es al revés todo el asunto.
Pero desde que uno entra a un campo de pelota con intenciones de jugar, los
instructores y técnicos no se cansan de repetir: ¡batea hacia abajo! ¡No
levantes la bola! ¡Haz swing recto hacia el medio! etc. Esto le quita a uno la emoción de tratar de
dar un jonrón o de llevar la pelota lo más lejos posible, pues sólo dando
elevados puedes conseguir cumplir estos sueños.
Por lógica uno entiende que para ser un buen bateador, debe conectar por
el piso la mayor cantidad de batazos posibles o en todo caso, tratar de no
elevar mucho las conexiones. Esto también cobra mucho sentido, si uno puede
correr bien. Un toque de pelota, un machucón, en rodado lento o bien
atravesado, tienen o son en la mayoría de los casos, imparables. Hasta acá todo
parece correcto, las cosas se enredan cuando escuchas a los técnicos de
pitcheo. ¡Mantén la bola bajita! ¡Lanza adentró para que no estire los brazos!
¡Los rompientes contra el piso! Es decir, dan una serie de indicaciones que
parecieran ayudar a los bateadores a darles por el piso, tal como quiere el
coach de bateo. Parece una incongruencia total, pero hay una creencia falsa o
no, la cual dice que los lanzadores más dominantes son los que reciben más
batazos de rolling, porque entre cosas, evitan los jonrones, el batazo más
dañino en la pelota. ¿Es verdad esto? Desde el vamos pareciera que no. En el
infield, para coger los roletazos mayormente, hay hasta cinco fildeadores. En
el outfield apenas tres. Ya por ahí uno concluye que es mejor batear para atrás
porque hay menos gente o que los rodados son más difíciles de agarrar y por eso
hay tantos defensores. Evidentemente hay más gente en el infield, porque allí
están las bases y es por allí deben circular los corredores para anotar
carreras. Pero todo pensamiento original es válido. Un infielder, en un 99,99%
de los casos, siempre comete más errores al atrapar los rodados, que los
outfielders atrapando los elevados., además, en ese mismo porcentaje ocurren
los errores en cuanto a tomar un batazo, es decir, cualquier fildeador, se
equivoca más veces intentando tomar batazos por el piso que por el aire. La
real validez de los rollings es que son la conexión con la cual se hacen más
jugadas de doble out, circunstancia que por el batazo mismo, no es posible,
sino que dependen de otras cosas. En todo caso, la respuesta a toda esta
divagación, la tienen los pitchers. Y es allí donde encontramos más razones
para decir que no es cierto que para ser un mejor pitcher, tienes que tener más
batazos de rollings que de fly. Generalmente una bola mal golpeada sale de fly,
mientras que un rolling mal conectado, generalmente es un hit. Haciendo un
ejercicio corto, revisamos a los 10 lanzadores más dominantes en las Grandes
Ligas y le contabilizamos la cantidad de ground ball y fly balls obteniendo
estos resultados:
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